En plena carrera tecnológica entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ambos países trabajaban frenéticamente para ser los primeros en conquistar el espacio. Es por eso que tras el exitoso lanzamiento del satélite soviético Sputnik 1, el líder soviético Nikita Jrushchov pidió que se construyera un nuevo satélite para ser lanzado en celebración de los 40 años de la Revolución rusa: el Sputnik 2, esta vez con una nave tripulada por un ser vivo.
Para ello, los científicos soviéticos recogieron algunos perros callejeros en Moscú, suponiendo que ya estaban habituados a condiciones extremas como el frío y la falta de alimento. Tras una serie de selecciones solo quedaron tres: Albina, Mushka y Laika, siendo esta última la elegida para dicha odisea.
El día del lanzamiento había llegado, entre las cinco y siete de la mañana Laika salió al espacio para no volver. Lo que le pasó fue tema de controversia, dado que la Unión Soviética había dado contradictorias declaraciones sobre cómo había muerto, siendo las más recurrentes la falta de oxígeno o la eutanasia.
Tiempo después, en 2002, el científico Dimitri Malashenkov admitió que Laika murió entre cinc y siete horas después del lanzamiento, por el sobrecalentamiento de la nave sumado a un estrés extremo.
De los resultados del “experimento” se habló poco, dado que no fueron concluyentes. “Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho… ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal” comentó Oleg Gazenko, uno de los científicos del programa que también era entrenador de Laika.
Tras el hecho, Laika quedaría para siempre en la cultura popular, como un símbolo del límite entre el estudio de la ciencia y el maltrato animal. Yuri Gargarin, el primer ser humano en salir al espacio, le rindió un pequeño homenaje diciendo “todavía hoy no sé si yo soy el primer hombre o el último perro en volar al espacio”.
La banda española Mecano quiso rendirle un tributo a la historia de Laika, con una canción con su nombre, cuyos últimos versos quizás resumen toda su historia.
“Y si hacemos caso a la leyenda
Entonces tendremos que pensar
Que en la tierra hay una perra menos
Y en el cielo una estrella más…”